Linaje de los Chimalpopoca

Historia de la Heráldica y de la Genealogía

Como un dato muy curioso en lo que se refiere a la materia heráldica, creemos interesante reproducir el único linaje, auténticamente nativo:

El linaje mejicano de los Chimalpopoca, que ostenta escudo de armas propio de la familia.

Hay que advertir que estas armas, no fueron otorgadas por los reyes españoles quienes, a pesar de otorgar mercedes a la familia que vamos a estudiar, ninguno les confirió escudo de armas. No obstante, en el siglo XVIII el linaje de los Chimalpopoca comenzó a utilizar un simbólico blasón que siempre ponían en sus escritos y documentos.

Hay que aclarar también que los de este linaje estaban equiparados a los Hijosdalgo de Castilla y gozaron de innumerables privilegios y exenciones por parte de los monarcas españoles.

Todo parte de la persona del último Emperador azteca, Cuauhtémoc, el monarca que por su valor contrasta con la medrosidad de su tío, el también Emperador, Moctezuma.

La vida de este hombre, al que el pueblo mejicano tiene por su héroe nacional, se cortó, se dice, por orden de Hernán Cortés, un acto inexplicable porque ya el monarca azteca se había rendido al no poder prolongar más su resistencia y era prisionero de los españoles.

No es nuestro deseo ahondar en este suceso, pero tampoco deseamos hacer cargar al conquistador español con una culpa que, a lo mejor, no tuvo, ya que bien pudo suceder que la ejecución del caudillo azteca fuera cosa de alguno de sus propios capitanes, sin conocimiento de Cortés, para ganarse el favor de los "dioses" conquistadores.

Lo que sí resulta imposible negar de una forma categórica es que fue por orden suya, al parecer, el tormento a que fue sometido Cuauhtémoc, es decir la llamada "prueba del fuego".

En las biografías sobre Cortés se aclara que este hecho fue lamentado por el propio conquistador: se debió a que el Emperador azteca había hecho arrojar al agua todos los tesoros, antes de permitir que cayeran en poder de los españoles, los soldados, ávidos de oro, exigieron a Cortés que le diera tormento para obligarle a que revelara el lugar donde había arrojado el tesoro.

Cortés se negó y entonces los soldados le acusaron de haberse puesto de acuerdo con el vencido Emperador para apoderarse de todo.

Hernán Cortés, así obligado, tuvo que ceder. De todos modos este es un suceso lamentable que empaña un tanto la conducta del gran conquistador de Méjico.

Pero como la historia que nos interesa es otra, dejemos este desdichado episodio a un lado. Según la tradición que se conserva en la familia Chimalpopoca, Cuauhtémoc tuvo un hijo natural de la princesa de Ixtapalapa y de ahí provienen todas las ramas que con diferentes variantes se fueron extendiendo por todo Méjico.

De acuerdo a esta versión, Cuauhtémoc en los días de la conquista española se enamoró de Citlali, hija del cacique de Ixtapalapa, teniendo amores con ella de cuyo fruto dió a luz la citada princesa el día 13 de agosto de 1.521, fecha de la toma de Tenochtitlán.

El niño, gracias al desconcierto y confusionismo de aquellos momentos, pudo ser puesto fuera de todo peligro por su abuelo Xolotl, que lo llevó al poblado de Ichcateopán, donde se cuidó de su educación. El niño creció con el nombre de Juan Cuauhtémoc Chimalpopoca.

Cuando el país estuvo pacificado regresó el muchacho a Méjico quedando bajo la protección de fray Pedro de Gante quien procedió a bautizarlo instruyéndolo en la doctrina cristiana y así creció. Tiempo después Juan Cuauhtémoc Chimalpopoca retorna a Ichcateopán donde contrajo matrimonio con doña Eleonora de Guzmán y Mendoza, teniendo un hijo al que se le dió el nombre de José Omatzizitlain Chimalpopoca, que a su vez casó con Antonia Tetzilaixtac naciendo de ambos José Antonio Amoxtli Chimal Popoca, que fue el tronco de la familia que fue ramificándose por todo Méjico.

En toda esta historia existen, naturalmente, lagunas producidas en su mayor parte por la destrucción de archivos de la zona donde estuvo asentada, pero aún quedan documentos que atestiguan la veracidad de lo expuesto.

Que esto es así lo demuestra el hecho de que a través de los siglos se ha venido reconociendo la nobleza de este linaje, dándoles siempre el tratamiento de "caciques" de acuerdo a gran número de documentos.

Acorde a todo lo anterior, un miembro de esta familia, a fin de evitar conflictos en el seno de ella, puso a su primer hijo el apellido "Chimal" y al segundo el de "Popoca", a fin de que en adelante no hubiera problemas de reclamaciones.

Este linaje desempeñó no sólo cacicazgos sino también cargos de importancia en la Administración colonial española.

De acuerdo a las disposiciones dadas por la Corona Española, desde los primeros años de la colonización, a los pueblos indígenas no se les debía molestar en la práctica de sus usos y costumbres, siempre y cuando con su actitud no contrariaran al cristianismo, ni a las leyes hispanas.

Todos estos pueblos tuvieron sus gobiernos con sus propios caciques. Estos, por regla general, aunque se dejaba a los nativos escogerlos, muchas veces eran seleccionados por el Virrey, que colocaba al frente de dichos gobiernos a indios de nobleza reconocida.

En puestos de esta importancia fueron colocados muchos hombres del linaje que venimos estudiando. En ocasiones los cargos de cacique y gobernador recaían en la misma persona o el segundo cargo se le otorgaba a un familiar del primero.

Solamente los indios nobles podían ser caciques o gobernadores y como los Chimalpopoca lo fueron, tal cosa es señal de que su nobleza era reconocida por las Autoridades españolas.

En el año del Señor 1.430 en Tlacolpan, hoy Tacuba, ya aparece asentada una familia Chimalpopoca, que era propietaria de cuantiosos bienes, gozando durante varias generaciones del cargo de caciques principales, denominándose Cortés Chimalpopoca.

Esta ilustre familia recurrió directamente a la corona española reclamando ser reconocida como auténticos y reales descendientes directos del Emperador Moctezuma.

El rey Felipe II, por Real Cédula de fecha 3 de marzo de 1.564, otorgó armas a esta familia o rama de los Chimalpopoca.

Hay un testamento otorgado por don Diego Cortés Chimalpopoca, natural y vecino del pueblo de Tacuba, de fecha 28 de marzo de 1.750 que cita diversos enterramientos para sus descendientes.

Señala el expresado ser descendiente de don Antonio Cortés Totoquiuastli, quien precisamente fue el fundador de la iglesia de San Gabriel Arcángel, parroquia de Tacuba, que se termino de construir en mayo del año 1.573.

Los descendientes de este linaje no sólo ocuparon cargos de responsabilidad en la administración civil española, sino que algunos de ellos se incorporaron a los Reales Ejércitos, llegando a alcanzar altos grados militares.

La lista de los componentes de este linaje que dejaron probada su nobleza es demasiada extensa para consignarla en su totalidad.

Pero existen documentos que prueban cómo fueron poseedores de grandes haciendas, ostentando los cargos de alcaldes en diversas poblaciones. Otros fueron gobernadores, propietarios de minas, etc.

Hay constancia de Reales Cédulas por las que se les exime del pago de impuestos.

A través de sucesivos entronques matrimoniales, los de esta familia fueron oreando nuevas líneas del linaje.

El origen de esta estirpe parece remontarse hasta Acamapichtii, manteniéndose su nobleza en línea hasta Cuauhtémoc.

Y ésta es la historia de un apellido mejicano que, aunque no otorgado por los Reyes españoles, ostenta un blasón.

Sus armas son: En campo de azur un águila imperial de su color coronada de oro, posada sobre un nopal en sinople, devorando una serpiente del mismo color. En la parte superior, dos estrellas de oro, una macana al lado diestro y un escudo de oro humeante al lado siniestro y en la punta de dicho escudo, esta leyenda: "Ni el oro, ni el favor".

Naturalmente que el águila y la serpiente, así como el nopal se encuentran en el escudo de Méjico. Pero, como ya ha quedado expuesto, los del linaje Chimalpopoca se consideran de origen real.

Historia de la Heráldica y de la Genealogía

Como un dato muy curioso en lo que se refiere a la materia heráldica, creemos interesante reproducir el único linaje, auténticamente nativo:

El linaje mejicano de los Chimalpopoca, que ostenta escudo de armas propio de la familia.

Hay que advertir que estas armas, no fueron otorgadas por los reyes españoles quienes, a pesar de otorgar mercedes a la familia que vamos a estudiar, ninguno les confirió escudo de armas. No obstante, en el siglo XVIII el linaje de los Chimalpopoca comenzó a utilizar un simbólico blasón que siempre ponían en sus escritos y documentos.

Hay que aclarar también que los de este linaje estaban equiparados a los Hijosdalgo de Castilla y gozaron de innumerables privilegios y exenciones por parte de los monarcas españoles.

Todo parte de la persona del último Emperador azteca, Cuauhtémoc, el monarca que por su valor contrasta con la medrosidad de su tío, el también Emperador, Moctezuma.

La vida de este hombre, al que el pueblo mejicano tiene por su héroe nacional, se cortó, se dice, por orden de Hernán Cortés, un acto inexplicable porque ya el monarca azteca se había rendido al no poder prolongar más su resistencia y era prisionero de los españoles.

No es nuestro deseo ahondar en este suceso, pero tampoco deseamos hacer cargar al conquistador español con una culpa que, a lo mejor, no tuvo, ya que bien pudo suceder que la ejecución del caudillo azteca fuera cosa de alguno de sus propios capitanes, sin conocimiento de Cortés, para ganarse el favor de los "dioses" conquistadores.

Lo que sí resulta imposible negar de una forma categórica es que fue por orden suya, al parecer, el tormento a que fue sometido Cuauhtémoc, es decir la llamada "prueba del fuego".

En las biografías sobre Cortés se aclara que este hecho fue lamentado por el propio conquistador: se debió a que el Emperador azteca había hecho arrojar al agua todos los tesoros, antes de permitir que cayeran en poder de los españoles, los soldados, ávidos de oro, exigieron a Cortés que le diera tormento para obligarle a que revelara el lugar donde había arrojado el tesoro.

Cortés se negó y entonces los soldados le acusaron de haberse puesto de acuerdo con el vencido Emperador para apoderarse de todo.

Hernán Cortés, así obligado, tuvo que ceder. De todos modos este es un suceso lamentable que empaña un tanto la conducta del gran conquistador de Méjico.

Pero como la historia que nos interesa es otra, dejemos este desdichado episodio a un lado. Según la tradición que se conserva en la familia Chimalpopoca, Cuauhtémoc tuvo un hijo natural de la princesa de Ixtapalapa y de ahí provienen todas las ramas que con diferentes variantes se fueron extendiendo por todo Méjico.

De acuerdo a esta versión, Cuauhtémoc en los días de la conquista española se enamoró de Citlali, hija del cacique de Ixtapalapa, teniendo amores con ella de cuyo fruto dió a luz la citada princesa el día 13 de agosto de 1.521, fecha de la toma de Tenochtitlán.

El niño, gracias al desconcierto y confusionismo de aquellos momentos, pudo ser puesto fuera de todo peligro por su abuelo Xolotl, que lo llevó al poblado de Ichcateopán, donde se cuidó de su educación. El niño creció con el nombre de Juan Cuauhtémoc Chimalpopoca.

Cuando el país estuvo pacificado regresó el muchacho a Méjico quedando bajo la protección de fray Pedro de Gante quien procedió a bautizarlo instruyéndolo en la doctrina cristiana y así creció. Tiempo después Juan Cuauhtémoc Chimalpopoca retorna a Ichcateopán donde contrajo matrimonio con doña Eleonora de Guzmán y Mendoza, teniendo un hijo al que se le dió el nombre de José Omatzizitlain Chimalpopoca, que a su vez casó con Antonia Tetzilaixtac naciendo de ambos José Antonio Amoxtli Chimal Popoca, que fue el tronco de la familia que fue ramificándose por todo Méjico.

En toda esta historia existen, naturalmente, lagunas producidas en su mayor parte por la destrucción de archivos de la zona donde estuvo asentada, pero aún quedan documentos que atestiguan la veracidad de lo expuesto.

Que esto es así lo demuestra el hecho de que a través de los siglos se ha venido reconociendo la nobleza de este linaje, dándoles siempre el tratamiento de "caciques" de acuerdo a gran número de documentos.

Acorde a todo lo anterior, un miembro de esta familia, a fin de evitar conflictos en el seno de ella, puso a su primer hijo el apellido "Chimal" y al segundo el de "Popoca", a fin de que en adelante no hubiera problemas de reclamaciones.

Este linaje desempeñó no sólo cacicazgos sino también cargos de importancia en la Administración colonial española.

De acuerdo a las disposiciones dadas por la Corona Española, desde los primeros años de la colonización, a los pueblos indígenas no se les debía molestar en la práctica de sus usos y costumbres, siempre y cuando con su actitud no contrariaran al cristianismo, ni a las leyes hispanas.

Todos estos pueblos tuvieron sus gobiernos con sus propios caciques. Estos, por regla general, aunque se dejaba a los nativos escogerlos, muchas veces eran seleccionados por el Virrey, que colocaba al frente de dichos gobiernos a indios de nobleza reconocida.

En puestos de esta importancia fueron colocados muchos hombres del linaje que venimos estudiando. En ocasiones los cargos de cacique y gobernador recaían en la misma persona o el segundo cargo se le otorgaba a un familiar del primero.

Solamente los indios nobles podían ser caciques o gobernadores y como los Chimalpopoca lo fueron, tal cosa es señal de que su nobleza era reconocida por las Autoridades españolas.

En el año del Señor 1.430 en Tlacolpan, hoy Tacuba, ya aparece asentada una familia Chimalpopoca, que era propietaria de cuantiosos bienes, gozando durante varias generaciones del cargo de caciques principales, denominándose Cortés Chimalpopoca.

Esta ilustre familia recurrió directamente a la corona española reclamando ser reconocida como auténticos y reales descendientes directos del Emperador Moctezuma.

El rey Felipe II, por Real Cédula de fecha 3 de marzo de 1.564, otorgó armas a esta familia o rama de los Chimalpopoca.

Hay un testamento otorgado por don Diego Cortés Chimalpopoca, natural y vecino del pueblo de Tacuba, de fecha 28 de marzo de 1.750 que cita diversos enterramientos para sus descendientes.

Señala el expresado ser descendiente de don Antonio Cortés Totoquiuastli, quien precisamente fue el fundador de la iglesia de San Gabriel Arcángel, parroquia de Tacuba, que se termino de construir en mayo del año 1.573.

Los descendientes de este linaje no sólo ocuparon cargos de responsabilidad en la administración civil española, sino que algunos de ellos se incorporaron a los Reales Ejércitos, llegando a alcanzar altos grados militares.

La lista de los componentes de este linaje que dejaron probada su nobleza es demasiada extensa para consignarla en su totalidad.

Pero existen documentos que prueban cómo fueron poseedores de grandes haciendas, ostentando los cargos de alcaldes en diversas poblaciones. Otros fueron gobernadores, propietarios de minas, etc.

Hay constancia de Reales Cédulas por las que se les exime del pago de impuestos.

A través de sucesivos entronques matrimoniales, los de esta familia fueron oreando nuevas líneas del linaje.

El origen de esta estirpe parece remontarse hasta Acamapichtii, manteniéndose su nobleza en línea hasta Cuauhtémoc.

Y ésta es la historia de un apellido mejicano que, aunque no otorgado por los Reyes españoles, ostenta un blasón.

Sus armas son: En campo de azur un águila imperial de su color coronada de oro, posada sobre un nopal en sinople, devorando una serpiente del mismo color. En la parte superior, dos estrellas de oro, una macana al lado diestro y un escudo de oro humeante al lado siniestro y en la punta de dicho escudo, esta leyenda: "Ni el oro, ni el favor".

Naturalmente que el águila y la serpiente, así como el nopal se encuentran en el escudo de Méjico. Pero, como ya ha quedado expuesto, los del linaje Chimalpopoca se consideran de origen real.

Armas de los Chimalpopoca.

Según el códice de Fray Bernardino de Sahagún que se conserva en la Real Academia de la Historia, figuraba, entre los reyes aztecas, uno llamado Chimalpopoca.