Hermanos de las Escuelas Cristianas
La institución de las Escuelas Cristianas fue fundada por San Juan Bautista de la Salle, nacido en el año 1.651 y fallecido en Ruán en 1.719. El origen de La Salle es español y pertenecía a una ilustre familia, es decir, que en su niñez no se vio sujeto a ningún tipo de penurias ni muchísimo menos pasó necesidades de orden alguno. Advertimos esta circunstancia porque así se comprenderá muchísimo mejor la importancia de un hombre que, a salvo de agobios económicos, dedicó su vida a la ayuda y auxilios de los humildes.
La niñez de Juan Bautista en nada se diferenció de la de los demás niños. Fue más tarde, en su adolescencia cuando sintió el deseo de hacerse sacerdote. Así lo llevó a efecto siendo nombrado canónigo de la iglesia metropolitana de Reims. Al igual que San José de Calasanz, anteriormente, Juan Bautista de La Salle, observó el estado lastimoso en que se encontraban numerosos niños cuyos padres eran pobres de solemnidad. Imposibilitados de pagarles estudios, aquellos pequeños crecían en el calle, analfabetos a la fuerza, holgazaneando y algunos, influenciados por el ambiente de penuria y pobreza en que se desarrollaban sus míseras existencias, caían en la delincuencia.
Juan Bautista de La Salle pensó en esto y comprendió en seguida en donde se encontraban las verdaderas causas de tan lastimoso estado de cosas; la falta de instrucción de la infancia pobre, era la auténtica responsable de que el niño, al crecer, pudiera caer en el abismo de la delincuencia. Lo que hacían falta eran escuelas y esa fue la firme decisión de La Salle: Escuelas que impartieran gratuitamente clases a los pequeños, que les enseñaran todo tipo de materias y que los convirtieran en hombres útiles para la sociedad en lugar de delincuentes o, en el mejor de los casos, pobres bestias de trabajo, mal pagadas, que apenas si obtenían lo preciso para malvivir.
En el año 1.679, Juan Bautista de La Salle dio comienzo a su obra: colaboró con las primeras escuelas cristianas, unas escuelas de caridad, donde nada se cobraba por la educación de los niños. En este caso, La Salle, fue el colaborador de estas primeras escuelas que luego se convertirían en el núcleo principal de las suyas propias.
En 1.684 fundó sus primeras Escuelas, a las que dotó de una Orden: la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Su objetivo no podía estar más claro: La educación de las clases populares. Juan Bautista de La Salle, instituyó unas escuelas donde se enseñaba religión, lectura y escritura, nociones de aritmética y otras materias de utilidad, llegando posteriormente a enseñar oficios.
Uno de sus principales méritos fue formular la idea de la enseñanza obligatoria debido a su profundo interés por las cuestiones sociales.
Causa cierto asombro pensar como este hombre supo adelantarse a su época preconizando algo que todavía tardaría algunos siglos en llegar.
Uno de los mayores problemas con los que se encontró fue la escasez de maestros: Problema grave porque si no hay enseñadores, mal puede haber enseñados. Para remediarlo, fundó, en Reims, en el año 1.685 y después en otros lugares, escuelas normales y seminarios para maestros laicos. La edad y el cansancio le forzaron a abandonar la dirección de sus escuelas en el año 1.717 y de la dirección de estas se encargó el Hermano Bartolomé, al que menciona La Salle dos años después. Juan Bautista de La Salle, fue canonizado el 24 de mayo de 1.900 y en 1.950, Pío XII, le nombró Patrón de los maestros católicos. Las Escuelas Cristianas se basan en varios fundamentos: Sus Hermanos renuncian al sacerdocio para poder dedicarse exclusivamente a la enseñanza.
De su fundación ya hemos hablado anteriormente en la breve biografía Juan Bautista de La Salle. Tuvo por objeto la reforma de las «petites écoles» francesas del siglo XVII, así como la creación de un nuevo tipo de enseñanza y profesorado. Su germen se encuentra en las dos escuelas de caridad establecidas en Reims en 1.679, por las señoras de Naifeller y de Coyére y el pedagogo italiano Afiano Nyel, secundados por Juan Bautista de La Salle.
En el año 1.682 los maestros de estas dos escuelas, más los de otra fundada en 1.680, se asociaron para fundar la Comunidad de Maestros de las Escuelas Cristianas, dirigidas por Juan Bautista de La Salle.
Dos años después nació la congregación del mismo nombre, cuyos miembros adoptaron la denominación de hermanos con voto de obediencia.
Diez años más tarde, la congregación adoptó todos los votos, estableciéndose como institución secular, es decir con independencia del clero. En al año 1.724 el rey Luis XV la reconoció legalmente y en 1.725 fue aprobada por el Papa Benedicto XIII, mediante bula. Los hermanos, aparte de los tres votos, y como ya quedó consignado anteriormente, aceptaban la obligación de enseñar gratuitamente a los pobres. Inmediatamente fueron multiplicándose sus escuelas: En el año 1.700, ya habían pasado a Italia donde instalaron una escuela en Roma en 1.705.
Poco antes de la Revolución Francesa, la congregación tenía escuelas en Francia, Suiza, Italia y la Martinica, con cerca de treinta y siete mil alumnos. La Revolución Francesa prohibió la congregación, pero no fue por mucho tiempo porque en 1.801, fue restablecida en Francia, expansionándose de nuevo rápidamente, llegando el número de hermanos a casi treinta y cinco mil, con más de trescientos cincuenta mil alumnos, cien escuelas en Europa, ºAfrica, Asia y América.
En el año 1.955, la congregación contaba ya con más de medio millón de alumnos, de los cuales la mitad recibían enseñanza gratuita. Aquí debe hacerse una observación: Juan Bautista de La Salle puso siempre su máximo interés y mantuvo como objetivo principal la enseñanza de las clases populares, pero, una vez que él falleció, en el siglo XVIII, se fundaron los primeros pensionados y colegios para hijos de familias acomodadas. Se trató de Centros que muy pronto alcanzaron un enorme prestigio y a los que se tuvieron como modelos en su género. A tanto llegó esta fama, que el ministro francés D´ruy, en el siglo XIX, los tomó como modelo para la enseñanza estatal y la reforma de la educación por él emprendida. Las Escuelas Cristianas llegaron a constituir verdaderas muestras según las exigencias de la burguesía industrial y comercial en auge durante los siglos XVIII y XIX. En estas Escuelas se ha impartido no sólo la enseñanza general, sino también la técnica y varias instituciones de la enseñanza están basadas en sus principios.
Del fundador Juan Bautista de la Salle creemos que está dicho todo: Su convencimiento de que la delincuencia tiene origen en la ignorancia, todo su vida fue una constante lucha por llevar a los niños pobres la inmensa riqueza de la educación. No puedes pensar sin verter lágrimas -solía decir- en el gran número de niños que se pervierten por la ignorancia. Juan Bautista de la Salle fue el verdadero fundador de la escuela pública gratuita.
«El espíritu de esta Institución, -dicen los reglamentos del Santo- es el espíritu de la fe que ha de impulsar a sus miembros, para que todo lo consideren desde el punto de vista del dogma, haciéndolo todo y sometiéndolo a su Divino Juicio. Por ello, los hermanos deben sentir un profundo respeto ante las Sagradas Escrituras llevando siempre consigo el Divino Testamento sin dejar que pase un día sin leerlo y comentarlo.