Pardo

Pardo

Nos encontramos ante un linaje tan antiquísimo que su origen se pierde en un remoto pasado, tanto que se han dado opiniones sobre su procedencia para todos los gustos; por ejemplo, algunos autores pretenden que tuvo su origen en Grecia; otros, que procede de los partos, pueblo de Asia. Pero con ser estas versiones muy antiguas, se quedan cortas ante la opinión del genealogista Salazar de Mendoza que cree que se debe llevar el origen del linaje Pardo, más allá de griegos, romanos o partos. Todo lo anterior, al carecer de las imprescindibles pruebas, habrá que tomarlo como conjeturas. No se puede conceder veracidad a aquello que no se prueba con documentos o datos fehacientes e irrefutables. Que es muy antiguo, nadie lo duda; en las piedras de la destruida ciudad de Sagunto se ha encontrado grabada la palabra Pardo.

Y en tiempos del emperador Constantino, y ahora sí que entramos en los datos históricos, un obispo llamado Pardo asistió al Concilio Iliberitano. Los reyes de Aragón no se llamaron a ser menos al reconocerse como parientes de la casa Pardo, la cual tuvo el tronco conocido en aquel reino, es decir, Aragón. La historia es la siguiente: parece ser que en tiempos de la invasión sarracena, algunos caballeros del linaje Aznar pasaron a Galicia, donde hicieron asiento, pues ya se lee que a principios del siglo VIII, Aznar Pardo, valiente guerrero, pasó de Galicia al reino de Aragón donde fue ricohombre y mayordomo mayor del rey don Pedro, a quien acompañó a la guerra contra los moros distinguiéndose en la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1.212, siendo el primero que le pegó fuego al palenque de Miramamolín. En premio a sus buenos servicios, el rey le hizo merced del señorío de la villa y castillo de Cassa. Don Aznar Pardo, hijo del anterior, sirvió al rey don Alfonso IX, de Castilla y después al rey don Fernando "el Santo", en la conquista de Jaén, y recibió en premio a sus servicios el señorío de Villar, que en memoria de su nombre, se llamó desde entonces Villar del Pardo.

ARMAS:

Escudo de oro y un águila exployada: en la punta tres hachas o bastones de sinople encendidos.

Pardo

Nos encontramos ante un linaje tan antiquísimo que su origen se pierde en un remoto pasado, tanto que se han dado opiniones sobre su procedencia para todos los gustos; por ejemplo, algunos autores pretenden que tuvo su origen en Grecia; otros, que procede de los partos, pueblo de Asia. Pero con ser estas versiones muy antiguas, se quedan cortas ante la opinión del genealogista Salazar de Mendoza que cree que se debe llevar el origen del linaje Pardo, más allá de griegos, romanos o partos. Todo lo anterior, al carecer de las imprescindibles pruebas, habrá que tomarlo como conjeturas. No se puede conceder veracidad a aquello que no se prueba con documentos o datos fehacientes e irrefutables. Que es muy antiguo, nadie lo duda; en las piedras de la destruida ciudad de Sagunto se ha encontrado grabada la palabra Pardo.

Y en tiempos del emperador Constantino, y ahora sí que entramos en los datos históricos, un obispo llamado Pardo asistió al Concilio Iliberitano. Los reyes de Aragón no se llamaron a ser menos al reconocerse como parientes de la casa Pardo, la cual tuvo el tronco conocido en aquel reino, es decir, Aragón. La historia es la siguiente: parece ser que en tiempos de la invasión sarracena, algunos caballeros del linaje Aznar pasaron a Galicia, donde hicieron asiento, pues ya se lee que a principios del siglo VIII, Aznar Pardo, valiente guerrero, pasó de Galicia al reino de Aragón donde fue ricohombre y mayordomo mayor del rey don Pedro, a quien acompañó a la guerra contra los moros distinguiéndose en la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1.212, siendo el primero que le pegó fuego al palenque de Miramamolín. En premio a sus buenos servicios, el rey le hizo merced del señorío de la villa y castillo de Cassa. Don Aznar Pardo, hijo del anterior, sirvió al rey don Alfonso IX, de Castilla y después al rey don Fernando "el Santo", en la conquista de Jaén, y recibió en premio a sus servicios el señorío de Villar, que en memoria de su nombre, se llamó desde entonces Villar del Pardo.

ARMAS:

Escudo de oro y un águila exployada: en la punta tres hachas o bastones de sinople encendidos.