Domingo

La estirpe de la Casa Domingo

Su origen, historia y hechos

Dada la existencia de numerosas familias de este apellido que se extienden por toda España, algunas con armas distintas entre sí (detalle muy importante que hace presumir que hayan tenido un origen distinto), se hace sumamente difícil establecer cuál de ellas constituye el primitivo solar del que fueron partiendo las diversas ramas del linaje.

Y es que, desde muy antiguo, hubo diferentes casas solares, muy nobles, en Cataluña, Mallorca, Castilla, Aragón y Valencia. No obstante esta dificultad, trataremos, a través de sus personajes, de intentar establecer los datos que nos permitan acercarnos al primitivo solar del apellido Domingo.

Como primera providencia, conviene tener en cuenta dos aspectos. Primero: originariamente, Domingo, fue un nombre propio, del que se derivó el apellido Dominguez. Segundo: al ser nombre propio, es muy posible que la difusión de este apellido se deba a la fama de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Dominicos y creador del Rosario, y a Santo Domingo de Silos, benedictino español del Siglo XI.

Domingo procede de la voz latina, "dominicus", de "dominus", el amo de la casa, el señor en todas sus acepciones, también del día perteneciente al Señor, séptimo, que debe ser santificado para la adoración de Dios.

Este término, "Domingo", apareció ya en Roma en el año 36 antes de la Era Cristiana en un contexto financiero (rationes dominicae), las cuentas del amo o propietario. Como los latinismos eran frecuentes en materias administrativas o financieras, apareció en griego el término, "kyriacos" y su uso evángelico de "kemera kyriake", en latín, "dies dominicus" o simplemente "dominica", Día del Señor.

Su raíz y utilización, se conservó asimismo en las lenguas románicas, ("Kirche", "Kerch", "Church") y en las eslavas ("Cerkov") por lo que Domingo, bien como nombre, bien como apellido, existe también en los citados idiomas y países de referencia.

De acuerdo a los primeros cristianos, la Resurrección del Señor y la mayor parte de las apariciones de Jesús tuvieron lugar el primer día de la semana, de ahí la denominación de Día del Señor. Pero esto se encontró en contradicción con otra idea de origen pagano desarrollada al comienzo de la Era Cristiana. Que Domingo podía traducirse como "Día del Sol", que la comunidad primitiva no aceptó jamás. No obstante, esta traducción germánica perduró, ya que la recibieron en épocas anteriores a la evengalización ("Sontang", "Zondag", "Sunday").

Así, pues, parece deducirse que en la antigua Germania aquel que recibía por nombre Domingo, podría traducirse por haber nacido en el "Día de Sol", y así, pues, acaso en lejanos tiempos, cuando el uso de los apellidos fue imponiéndose, en la antigua Germania, bien pudo ocurrir que aquel a quien le impusieron por nombre Hans y por apellido Kirche, en su traducción quisiera decir "Hans, que nació en un día de sol". ¿Es éste el origen del apellido Domingo? Con sinceridad, nada puede asegurarse al respecto ni, por supuesto, lo damos como verídico. Se trata de una suposición, y nada más, que no impide que pudiera ser verdad.

Que en España, pasados los siglos, la fama del apellido se debiera a Santo Domingo de Guzmán, Santo Domingo de la Calzada y Santo Domingo de Silos, es asunto que tampoco se puede dar por cierto y de absoluta fidelidad. Es posible que así ocurriera. Más como lo que nos interesa es conocer los orígenes de Domingo como apellido, vayamos a los datos:

En la conquista de Mallorca, en el año 1.285, aparece don Jaime Domingo, rico propietario establecido en la villa de Selva que juró obediencia al Rey don Alfonso II de Aragón como Diputado; don Berengario Domingo, Jurado de la ciudad y Reino de Mallorca, en el año 1.312, por el estandarte de ciudadanos y el padre Jaime Domingo, Inquisidor de Mallorca, Rosellón y Cerdeña, en 1.537.

Con posterioridad a estas fechas, fueron numerosos los miembros del apellido Domingo que solicitaron reconocimiento de hidalguía y nobleza de sangre. Este apellido fue probado en la Orden de Santiago por Alonso López de Molina y Martínez Domingo, natural de Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), en 1.642, y por don Gabriel de la Borda y Urrujuli de Gabiso y Domingo, natural de Lesaca (Navarra), en 1.698.

Ante la Inquisición de Logroño, justificaron su limpieza de sangre don Francisco y don Juan Domingo Manzano de Calvajal, naturales de Jaraíz (Badajoz), en 1.704, y don Jaime Domingo Maestre, de Pont de Armentera, en 1.696. Por su parte, el Santo Oficio de la ciudad de Valencia certificó asimismo la hidalguía y limpieza de sangre de bastantes miembros del apellido Domingo, avecindados en la citada ciudad y poblaciones de la provincia del antiguo Reino de Valencia.

En lo que se refiere a la participación de miembros de este linaje en la conquista de América, hemos encontrado a Diego Domingo de Balboa, conquistador español que formó parte del grupo que con don Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró la península de Florida en el año 1.528. Más tarde, tornamos a encontrar este nombre en las crónicas que se refieren a la sucesiva exploración que en dichas tierras efectuó el también conquistador don Hernando de Soto.

Otro del apellido Domingo que figura en las "Crónicas de la Nueva España" es don Gaspar Domingo de Luna que también estuvo en la Florida y fue uno de los que con Pedro Menéndez de Avilés fundó la ciudad de San Agustín.

Hernán Domingo figura como compañero de Hernán Cortés en la conquista de Méjico, como clérigo y que, una vez conquistado aquél país y pasados los años, fue miembro del Tribunal del Santo Oficio.

Un hermano suyo, Pedro Domingo, natural de Toledo, parece ser que tuvo ciertos contratiempos precisamente con el Tribunal del que formaba parte su hermano a causa de cierta reyerta en la que mató a otro español que había ofendido a cierta dama del que el primero estaba enamorado. Declarado inocente y puesto a salvo su honor, matrimonió con la dama de referencia, fundando casa en la ciudad de Méjico, de la que descendió don Lorenzo Domingo, que abrazó la carrera eclesiástica.

Pero la pregunta queda todavía en pie: ¿De dónde procede el apellido?

Por todos los datos reseñados y de acuerdo a la opinión de numerosos genealogistas, la primitiva casa solar de los Domingo bien pudo hallarse en Aragón, de donde pasó a Valencia y Cataluña, para extenderse después por el resto de la Península, muy en especial por ambas Castillas.

Como armas, este linaje trae: En oro, seis roeles de azur, puestos en dos palos. Bordura de gules, con ocho aspas de oro.

La estirpe de la Casa Domingo

Su origen, historia y hechos

Dada la existencia de numerosas familias de este apellido que se extienden por toda España, algunas con armas distintas entre sí (detalle muy importante que hace presumir que hayan tenido un origen distinto), se hace sumamente difícil establecer cuál de ellas constituye el primitivo solar del que fueron partiendo las diversas ramas del linaje.

Y es que, desde muy antiguo, hubo diferentes casas solares, muy nobles, en Cataluña, Mallorca, Castilla, Aragón y Valencia. No obstante esta dificultad, trataremos, a través de sus personajes, de intentar establecer los datos que nos permitan acercarnos al primitivo solar del apellido Domingo.

Como primera providencia, conviene tener en cuenta dos aspectos. Primero: originariamente, Domingo, fue un nombre propio, del que se derivó el apellido Dominguez. Segundo: al ser nombre propio, es muy posible que la difusión de este apellido se deba a la fama de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Dominicos y creador del Rosario, y a Santo Domingo de Silos, benedictino español del Siglo XI.

Domingo procede de la voz latina, "dominicus", de "dominus", el amo de la casa, el señor en todas sus acepciones, también del día perteneciente al Señor, séptimo, que debe ser santificado para la adoración de Dios.

Este término, "Domingo", apareció ya en Roma en el año 36 antes de la Era Cristiana en un contexto financiero (rationes dominicae), las cuentas del amo o propietario. Como los latinismos eran frecuentes en materias administrativas o financieras, apareció en griego el término, "kyriacos" y su uso evángelico de "kemera kyriake", en latín, "dies dominicus" o simplemente "dominica", Día del Señor.

Su raíz y utilización, se conservó asimismo en las lenguas románicas, ("Kirche", "Kerch", "Church") y en las eslavas ("Cerkov") por lo que Domingo, bien como nombre, bien como apellido, existe también en los citados idiomas y países de referencia.

De acuerdo a los primeros cristianos, la Resurrección del Señor y la mayor parte de las apariciones de Jesús tuvieron lugar el primer día de la semana, de ahí la denominación de Día del Señor. Pero esto se encontró en contradicción con otra idea de origen pagano desarrollada al comienzo de la Era Cristiana. Que Domingo podía traducirse como "Día del Sol", que la comunidad primitiva no aceptó jamás. No obstante, esta traducción germánica perduró, ya que la recibieron en épocas anteriores a la evengalización ("Sontang", "Zondag", "Sunday").

Así, pues, parece deducirse que en la antigua Germania aquel que recibía por nombre Domingo, podría traducirse por haber nacido en el "Día de Sol", y así, pues, acaso en lejanos tiempos, cuando el uso de los apellidos fue imponiéndose, en la antigua Germania, bien pudo ocurrir que aquel a quien le impusieron por nombre Hans y por apellido Kirche, en su traducción quisiera decir "Hans, que nació en un día de sol". ¿Es éste el origen del apellido Domingo? Con sinceridad, nada puede asegurarse al respecto ni, por supuesto, lo damos como verídico. Se trata de una suposición, y nada más, que no impide que pudiera ser verdad.

Que en España, pasados los siglos, la fama del apellido se debiera a Santo Domingo de Guzmán, Santo Domingo de la Calzada y Santo Domingo de Silos, es asunto que tampoco se puede dar por cierto y de absoluta fidelidad. Es posible que así ocurriera. Más como lo que nos interesa es conocer los orígenes de Domingo como apellido, vayamos a los datos:

En la conquista de Mallorca, en el año 1.285, aparece don Jaime Domingo, rico propietario establecido en la villa de Selva que juró obediencia al Rey don Alfonso II de Aragón como Diputado; don Berengario Domingo, Jurado de la ciudad y Reino de Mallorca, en el año 1.312, por el estandarte de ciudadanos y el padre Jaime Domingo, Inquisidor de Mallorca, Rosellón y Cerdeña, en 1.537.

Con posterioridad a estas fechas, fueron numerosos los miembros del apellido Domingo que solicitaron reconocimiento de hidalguía y nobleza de sangre. Este apellido fue probado en la Orden de Santiago por Alonso López de Molina y Martínez Domingo, natural de Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), en 1.642, y por don Gabriel de la Borda y Urrujuli de Gabiso y Domingo, natural de Lesaca (Navarra), en 1.698.

Ante la Inquisición de Logroño, justificaron su limpieza de sangre don Francisco y don Juan Domingo Manzano de Calvajal, naturales de Jaraíz (Badajoz), en 1.704, y don Jaime Domingo Maestre, de Pont de Armentera, en 1.696. Por su parte, el Santo Oficio de la ciudad de Valencia certificó asimismo la hidalguía y limpieza de sangre de bastantes miembros del apellido Domingo, avecindados en la citada ciudad y poblaciones de la provincia del antiguo Reino de Valencia.

En lo que se refiere a la participación de miembros de este linaje en la conquista de América, hemos encontrado a Diego Domingo de Balboa, conquistador español que formó parte del grupo que con don Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró la península de Florida en el año 1.528. Más tarde, tornamos a encontrar este nombre en las crónicas que se refieren a la sucesiva exploración que en dichas tierras efectuó el también conquistador don Hernando de Soto.

Otro del apellido Domingo que figura en las "Crónicas de la Nueva España" es don Gaspar Domingo de Luna que también estuvo en la Florida y fue uno de los que con Pedro Menéndez de Avilés fundó la ciudad de San Agustín.

Hernán Domingo figura como compañero de Hernán Cortés en la conquista de Méjico, como clérigo y que, una vez conquistado aquél país y pasados los años, fue miembro del Tribunal del Santo Oficio.

Un hermano suyo, Pedro Domingo, natural de Toledo, parece ser que tuvo ciertos contratiempos precisamente con el Tribunal del que formaba parte su hermano a causa de cierta reyerta en la que mató a otro español que había ofendido a cierta dama del que el primero estaba enamorado. Declarado inocente y puesto a salvo su honor, matrimonió con la dama de referencia, fundando casa en la ciudad de Méjico, de la que descendió don Lorenzo Domingo, que abrazó la carrera eclesiástica.

Pero la pregunta queda todavía en pie: ¿De dónde procede el apellido?

Por todos los datos reseñados y de acuerdo a la opinión de numerosos genealogistas, la primitiva casa solar de los Domingo bien pudo hallarse en Aragón, de donde pasó a Valencia y Cataluña, para extenderse después por el resto de la Península, muy en especial por ambas Castillas.

Como armas, este linaje trae: En oro, seis roeles de azur, puestos en dos palos. Bordura de gules, con ocho aspas de oro.