Escudo de Pontevedra
De azur, un puente de oro puesto sobre ondas de azur y plata, sumado de una cruz de calvario también de oro, y de dos torres de oro aclaradas de gules.
Heráldica Geográfica
Las armas de Pontevedra
La fundación de esta ciudad de Pontevedra se atribuye a Teuero, en el año 1.172 antes de la Era Cristiana, llamándola «Relenes», que equivale a «población de griegos». Más tarde, los romanos, la denominaron «Pontes Duo», es decir, «dos puentes», de cuyo nombre deducen algunos que se formó el de Pontevedra. Pero la opinión del autor Piferrer difiere. Dice que, considerando que este nombre en el idioma del país significa «puente viejo», es muy probable que, perdiéndose de vista sus nombres antiguos, le ha sido impuesto el de Pontevedra en tiempos posteriores a griegos y romanos.
Pontevedra es la provincia gallega más densamente poblada y la más desarrollada de la región. Esto se debe al crecimiento industrial de Vigo y algunos centros asimismo industriales costeros, con productos conserveros. Quizás por esto, la provincia mantiene en el más alto nivel de natalidad de Galicia. Así como que el envejecimiento poblacional sea muy moderado.
Económicamente, su producción es inferior a la de La Coruña, pero por su rendimiento «per capita» viene a resultar que Pontevedra es la provincia más desarrollada de la región.
Tiene, aparte de las industrias anteriormente citadas, una buena producción ganadera, destacando el vacuno para carne y leche. Naturalmente, la pesca juega un papel también sumamente importante en la economía de Pontevedra. A la industria corresponde el tercio del producto interior bruto provincial, sobresaliendo especialmente la industria del automóvil, los transformados metálicos, y las grandes factorías de conservación de pescado.
En el sector terciario destaca el comercio gracias, en parte, al importante tráfico del puerto de Vigo. Otra de sus fuentes de ingreso es el turismo, en aumento, que experimenta esta provincia. En lo que respecta a su capital, la ciudad de Pontevedra hay que decir que durante los tiempos medievales experimentó cierta regresión por causa de los aluviones provocados por el río Lérez. No obstante, solventado este problema, la ciudad mantuvo un discreto auge que se reanimó al ser designada como capital provincial a fines del siglo XIX.
La historia de esta ciudad parece señalar que su primitivo establecimiento estuvo en la antigua Lambriaca y que fue reconstruida en el siglo III, recibiendo el nombre de «Ad duos pontes». Lo que sí se encuentra comprobado es que su nombre actual proviene del «Pontis veteris», que aparece por primera vez en una escritura del Monasterio de Lérez en el año 1.141.
Este monasterio, situado en la costa gallega, estimulaba el desarrollo de la villa.
En los años finales del siglo XII, se llevó a cabo la reconstrucción de la población, adquiriendo la estructura típica de las ciudades medievales.
El rey Fernando III, la cedió a la mitra compostelana, bajo cuya autoridad se mantuvo hasta 1.812, o lo que es igual, que la ciudad fue posesión de la Iglesia durante varios siglos.
Pero esto no influyó para nada en su actividad comercial, orientada, naturalmente, hacia el mar, contando con numerosas industrias que se dedicaban a la pesca y conservación del pescado, confirmadas, por el rey Alfonso XI, en 1.229 y con el monopolio de la fabricación de grasa de saín, por un privilegio del Rey Fernando III, en 1.238.
Enrique IV le otorgó, en el año 1.467, una feria franca anual de treinta días de duración, lo que estimuló su desarrollo. Pero la actividad de esta población, durante siglos, se mantuvo en torno a su arsenal y a la Cofradía de Mareantes del Corpo Santo.
En el año 1.557, Pontevedra era la ciudad más poblada de Galicia tanto por su actividad industrial, en torno a la pesca, como por su comercio, canalizada en el puerto de Vigo.
Cuando surgió el problema sobre quién tenía más derechos a la Corona Portuguesa, al quedar vacante el trono de este país por la muerte de su joven rey, don Sebastián, en Alcazarquivir en una desdichada aventura africanista, si Felipe II o Antonio, prior de Crato, las Cortes portuguesas de Almierin reconocieron los mayores derechos de Felipe y la ciudad de Pontevedra ayudó a Felipe II, en contra de las pretensiones del prior de Crato. Asimismo, Pontevedra intervino muy activamente en las guerras hispano portuguesas.
El siglo XVIII fue testigo de la audaz acción de una escuadra angloholandesa que se metió en la ría de Vigo y hundió los galeones que traían de América una carga de oro y metales preciosos.
En el año 1.719, Pontevedra tuvo que sufrir el ataque de los ingleses que llegaron a ocuparla, destruyéndola en parte.
Y, al fin, la vieja aspiración pontevedresa de convertirse en la capital de la provincia, le fue reconocida en el año 1.835, lo que no fue fácil, dado que Vigo también aspiraba a serlo.
En lo que a arte se refiere, al período gótico pertenecen a las iglesias de Santo Domingo, del siglo XIII, de la que se conserva la cabecera, de San Francisco (siglo XIV) y de Santa Clara, también del XIV. El periodo del Renacimiento corresponde a Santa María la Mayor, del mismo siglo que las anteriores, construida por Juan de Cuetos y Diego Gil, con planta característica de las iglesias de salón.
Renacentistas son también los palacios de los Alhóndiga y Montenegro. Barrocas, las iglesias de San Bartolomé, obra en parte de Mateo López, que guarda en su interior esculturas de Gregorio Hernández y asimismo el Santuario de la Peregrina (año 1.778) debido a A. Souto.
Al siglo XVIII corresponden el Palacio de Nugártegui y el Pazo de Maceda, que tiene una amplia portada neoclásica.
Vigo, en la ría de su nombre, cerca de su desembocadura. Una ciudad que, en lo que va de siglo, ha experimentado un rápido crecimiento, con importantes industrias no sólo derivadas de la pesca (factorías de salazones, conserveras, etc) sino mecánicas y del automóvil, así como astilleros. Una ciudad de origen romano, cuyo nombre, que data de aquella época, fue el de «Vicus Spacorum».
Con la dominación árabe, fue totalmente destruida por las huestes del caudillo moro Almanzor y, una vez reconquistada, fue repoblada por orden del rey don Fernando VI, en 1.170. Durante mucho tiempo, tan sólo fue un pequeño puerto pesquero.
Durante la guerra entre Isabel y Juana, apodada «la Beltraneja», estuvo en poder de los partidarios de esta última.
Llegado el siglo XVI, sus excepcionales condiciones naturales, convirtieron su puerto en el más importante del Norte de España. Vino después, un leve descenso demográfico, pero su recuperación no tardó mucho en producirse y en el XIX, esta población inicio una etapa, de gran prosperidad y desarrollo que ya no habría de detenerse llegando hasta nuestros días en donde ha alcanzado su máxima pujanza. Fue allí, en su bahía, donde se desarrolló la denominada Batalla Naval de Vigo, que enfrentó a las escuadras hispanofrancesa y angloholandesa durante la guerra de Sucesión española, en el año 1.702. Hostilizada la costa gallega por la escuadra angloholandesa del almirante Rooke, compuesta por doscientos buques y unos diez mil hombres, al enterarse éste que llegaba un convoy de América cargado de oro y piedras preciosas, le cortó el paso, plantándole batalla en la bahía de Vigo.
La artillería de los navíos ingleses deshizo la formación española y Velasco, comandante de la misma ordenó echar a pique los galeones con su carga de riquezas, antes de que los ingleses se apoderaran de las mismas.
Tui, cuya historia se remonta a la época romana. Fue una importante ciudad amurallada llamada originariamente «Tude» y en el siglo VII, corte del rey godo Witiza. Durante la invasión musulmana fue ocupada por las huestes sarracenas, reconquistándola Alfonso I, en el año 740. Pero no fue repoblada hasta el reinado de Ordoño I, en 860.
Doña Teresa de Portugal la pretendió lo que dio lugar a una serie de disputas con su hermana doña Urraca. Durante la guerra la de Independencia, los franceses la ocuparon en el año 1.809, pero pronto tuvieron que evacuarla. Posee importantes industrias madereras y de cerámica, así como una estimable producción ganadera.
Redondela, enclavada en la ensenada de San Simón, en la ría de Vigo, con estimables industrias de conservas de pescado, de vegetales, productos alimentarios y químicos.
Estrada, situada en la cuenca baja del Ulla, con importantes cultivos, una buena producción ganadera, vacuna, porcina y lanar. Industrias madereras y lácteas.
Bayona, puerto pesquero que cuenta con importantes factorías dedicadas a la conservación de pescado, especialmente aquellas que afectan a la pesca de la sardina. Ultimamente, la población ha experimentado un creciente desarrollo gracias al turismo.
Cambados que, al igual que las anteriores, basa la principal fuente de su economía en la pesca, en especial la cría de ostras. En sus tierras interiores existe una buena ganadería que aprovecha como pastos los prados naturales que alternan con sus bosques de pinos y eucaliptos.
Marín, situada en las Rías Bajas, con sus industrias conserveras, así como agrícolas y ganaderas. Población en la que se encuentra ubicada la Escuela Naval Militar.
Escena de combate naval entre la flota anglo-holandesa y los barcos españoles que, procedentes de América, traían un gran cargamento de oro y plata y que, ante el ataque y antes de permitir el saqueo, el comandante de las naves, Velasco, ordenó su hundimiento.