Escudo de Badajoz
De azur, dos leones de gules afrontados y sosteniendo las columnas de hércules, puestas sobre un campo de sinople.
Heráldica Geográfica
Las armas de Badajoz
Sobre los orígenes de la ciudad de Badajoz existen distintos pareceres:
No es poco lo que se ha discutido sobre la fundación de esta ciudad, asegurando algunos que fue fundada veintidós años antes de la Era Cristiana por el emperador Octaviano Augusto, que hizo que se estableciera en ella una colonia formada por soldados veteranos de su ejército para que pasaran sus últimos días en paz y que por eso la llamó Pax Augusta.
Otros no están de acuerdo con esta versión y fundan su opinión en que Badajoz fue fundada por Julio César y que la llamó Pax Julia. Y otros rechazan ambos nombres y afirman que el nombre de Badajoz viene de Beja, villa de Portugal y dicen que Badajoz se llamó Badia. Pero lo que sí es bien cierto es que ninguna se apoya en datos lo suficientemente fidedignos para tomar como verídicas sus afirmaciones.
Ninguna explica convincentemente la etimología del nombre Badajoz.
Los últimos pretenden que se formó de Badia y otros afirman que fueron los árabes quienes Pax Augusta la pronunciaban Baxagus, y de ahí que, con el tiempo, esta palabra se transformara en Badajoz.
Con respecto a todo lo que ya queda expuesto, una vez más recurriremos al acreditado genealogista Don Francisco Piferrer, a fin de conocer su opinión en este asunto.
Dice así: «Sin duda sufren los nombres grandes metamorfosis y transformaciones a través de varios pueblos y generaciones, pero confesamos ingenuamente que nos parece violenta y extraordinaria la de Badia o Pax Augusta en Baxagos o Badajoz y hasta tuviéramos por pueriles semejantes conjeturas si no se hallasen consignadas en los escritos de varones tan sabios como Nebrija, Barreiros, Méndez Silva, Mariana y otros no menos eminentes.
Analizando, pues, el nombre Badajoz, nos parece compuesto de la voz céltica «bad» o «bate» equivalente a baño, agua, río, y de la voz griega «axios», nombre de un río en Iliria y de otro en Macedonia, lo cual indicaría que el nombre primitivo de Badajoz fue Bad por estar situada cerca de un caudaloso río, a cuyo nombre añadieron sin duda los griegos el de «axios», en memoria de los dos mencionados ríos, resultando así Bad-Axios, en cuya denominación aparece ya completo y sin enorme diferencia el nombre Badaxos o Badajoz.
Admitiendo este dictamen, que tan admisible y verosímil nos parece, resulta que la ciudad de Badajoz fue fundada por los primeros pobladores de España; apareciendo claramente la razón, motivo o fundamento con que la llamaron los moros Baxagus o Baxagos, no por corrupción o alteración de Pax Augusta, que ningún punto de contacto tiene con dichas voces, sino de Badaxios, de cuyo nombre son una ligera variante o modificación.
En algunas crónicas antiguas aparece con el nombre Batalyos o Badalyos, de modo que la nomenclatura sucesiva de esta ciudad desde los más remotos siglos hasta nuestros días parece haber sido de esta forma: Bad o Baath, Badaxios, Baxagus o Badalyos Badaxos y, finalmente, Badajoz».
De acuerdo a una versión muy generalizada, Badajoz, fue fundada por los árabes, sobre el siglo IX por Abderramán que la convirtió en plaza fuerte y foco de resistencia contra el emir de Córdoba Muadmmad I.
En el año 930 fue conquistada por Abderramán II hasta que, con la caída del Califato, Badajoz formó parte de los reinos de los almorávides y almohades. Durante cierto periodo de tiempo, la ciudad estuvo pasando alternativamente de manos musulmanas a cristianas hasta su definitiva conquista por el rey don Alfonso IX en 1.230.
Por su condición de ciudad vecina al reino de Portugal, Badajoz sufrió repetidas veces los ataques de los portugueses y con ocasión de la Guerra de Sucesión, Portugal obtuvo, en 1.703, la incorporación de Badajoz a su reino a cambio de su reconocimiento, como futuro Rey de España, del archiduque Carlos, pero cuantas intentonas hizo para conquistar la población, resultaron fracasos.
Por el contrario, en 1.801, fue Portugal quien tuvo que ceder la poseslón de la villa de Olivenza a España, mediante el Tratado de Badajoz.
Con ocasión de la Guerra de la Independencia, Badajoz, fue escenario de un sangriento suceso. La población se amotinó contra el gobernador, Conde de la Torre del Fresno, al que acusaban de afrancesado, le dio muerte y fue constituida una Junta Suprema que presidió el brigadier Llanuzo (1.808) pero en enero de 1.811, Badajoz fue sitiada por las tropas napoleónicas al mando del mariscal Soult quien la ocupó dos meses más tarde.
La posesión de la ciudad, por los franceses apenas si duró un año porque en 1.812, los ingleses, bajo el mando del general Wellington los expulsaron de la plaza.
En lo que a la provincia se refiere, habría que citar en primer lugar a Mérida. Se trata de una población antiquísima, en las riberas del río Guadiana, cruzado por un puente cuya construcción se atribuye al emperador romano Trajano.
Lo que no está muy claro es la época en que fue fundada; nada consta, ni aun siquiera el nombre que tenía antes de la llegada de los romanos a España.
Por tanto y partiendo de la citada época, la historia de Mérida se inicia con el emperador Octavio Augusto quien en el año 25, antes de la Era Cristiana, estableció sus soldados eméritos en aquella población otorgándoles tierras en premio a los servicios prestados al Imperio.
La antigua población fue engrandecida y sus nuevos pobladores le dieron el nombre de Emérita Augusta, en honor de Augusto, quien la declaró colonia de pleno derecho por lo que sus moradores, fueron considerados como nacidos en Roma, libres y exentos de pagar censos y tributos al Imperio.
Testimonios del esplendor en la época romana, son los numerosos monumentos que han llegado hasta nuestros días; el teatro, bien conservado, forma una unidad con el anfiteatro. En una inscripción consta que fue donado por Agripa a la ciudad. El llamado circo era, en realidad, un hipódromo. Se conservan, asimismo, obras hidráulicas tales como el acueducto, puentes y pantanos.
De la epoca visigoda no se conservan edificios de importancia. Dominada por estos monarcas desde Eurico hasta Rodrigo, al producirse la dominación musulmana, Mérida fue una de las ciudades, que más resistencia opusieron a los invasores acaudillados por el capitán Saracus.
Montijo, de la cual se ignora la época de su fundación. Lo único que se sabe con seguridad es que ya era anterior a la llegada de los musulmanes, pues ya era conocida en tiempos de los reyes visigodos. En sus cercanías se llevó a efecto la llamada «Batalla de Montijo», entre las tropas castellanas del Marqués de Torrecuso y las portuguesas del general Matías de Alburquerque, en 1.644.
Se trató de un episodio de la guerra de separación de Portugal. Medellín, de quien se dice fue fundada por Quinto Cecilio Metelo, cónsul romano, cuarenta y siete años antes del nacimiento de J.C. dándole el nombre de Mérida. Se trata de una población antiquísima, en las riberas del río Guadiana, cruzado por un puente cuya construcción se atribuye al emperador romano Trajano.
Lo que no está muy claro es la época en que fue fundada; nada consta, ni aun siquiera el nombre que tenía antes de la llegada de los romanos a España.
Por tanto y partiendo de la citada época, la historia de Mérida se inicia con el emperador Octavio Augusto quien en el año 25, antes de la Era Cristiana, estableció sus soldados eméritos en aquella población otorgándoles tierras en premio a los servicios prestados al Imperio.
La antigua población fue engrandecida y sus nuevos pobladores le dieron el nombre de Emérita Augusta, en honor de Augusto, quien la declaró colonia de pleno derecho por lo que sus moradores, fueron considerados como nacidos en Roma, libres y exentos de pagar censos y tributos al Imperio.
Testimonios del esplendor en la época romana, son los numerosos monumentos que han llegado hasta nuestros días; el teatro, bien conservado, forma una unidad con el anfiteatro. En una inscripción consta que fue donado por Agripa a la ciudad. El llamado circo era, en realidad, un hipódromo. Se conservan, asimismo, obras hidráulicas tales como el acueducto, puentes y pantanos.
De la epoca visigoda no se conservan edificios de importancia. Dominada por estos monarcas desde Eurico hasta Rodrigo, al producirse la dominación musulmana, Mérida fue una de las ciudades, que más resistencia opusieron a los invasores acaudillados por el capitán Saracus.
Montijo, de la cual se ignora la época de su fundación. Lo único que se sabe con seguridad es que ya era anterior a la llegada de los musulmanes, pues ya era conocida en tiempos de los reyes visigodos. En sus cercanías se llevó a efecto la llamada «Batalla de Montijo», entre las tropas castellanas del Marqués de Torrecuso y las portuguesas del general Matías de Alburquerque, en 1.644.
Se trató de un episodio de la guerra de separación de Portugal. Medellín, de quien se dice fue fundada por Quinto Cecilio Metelo, cónsul romano, cuarenta y siete años antes del nacimiento de J.C. dándole el nombre de Metellinensis, de cuyo nombre, con el transcurso de los años se formó el de Medellín.
Durante la guerra de la Independencia se libró en sus proximidades la llamada «Batalla de Medellín», entre las tropas españolas y las francesas, que dio lugar al triunfo de las segundas que procedieron a ocupar la villa de Medellín.
Almendralejo, fundada en el año 1.327, por el rey Alfonso de Castilla y como hubiera en las cercanías un almendral, fue denominada con su actual nombre de Almendralejo.
Alburquerque, fundada en el año 1.188 por Alfonso Tello, reconquistada algunos años antes a los moros por el rey don Fernando II, de León, lo que parece indicar que lo hecho por el citado don Alfonso Tello fue poblarla y no fundarla. Jerez de los Caballeros, de acuerdo a lo que dice Méndez Silva, en su «Población General de España», su fundación se debe al rey don Alfonso X, de León, aunque fue más tarde, bajo el reinado de Fernando III, «el Santo», cuando la villa se pobló con gentes traídas de Galicia y del valle del Jergues, nombrándola Jerez. Al principio parece ser que su denominación correcta fue la de Jerez de Badajoz, hasta que el rey, en el año 1.251, la dio a los Caballeros Templarios, en recompensa a sus servicios y cambió, «de Badajoz» por «de los Caballeros».
Llerena, población muy antigua, de la que no se tienen noticia alguna anterior al tiempo de los moros. La única conjetura que existe es que bien pudo tratarse de una población romana a la que se daba el nombre de Regina Turdelorum. Zafra, de la cual se dice fue fundada por los Celtas, 580 años antes de la Era Cristiana, llamándola Segada.
Después fue engrandecida por Julio César que la nombró Restituta Iulia. Los moros la bautizaron como Zafar, de cuyo nombre se deriva el actual de Zafra. Fue reconquistada por el rey don Fernando III, (1.240), y vinculada al Ducado de Feria y, con posterioridad, al de Medinaceli. Castuera, villa en la que sus muchas casas blasonadas (Chaves, Calderón, Barrantes, Valdivia), hablan por sí solas de su antiguedad y nobleza, así como su iglesia parroquial de suntuosa portada donde puede verse, encima de la puerta, la cruz florenzada de la Orden de Alcántara.
La gran riqueza arqueológica de la epoca de la dominación romana en la península, tiene una destacada representación en todo Badajoz y especialmente en Mérida.