Villaseñor
El tronco original de este apellido nació en la villa de Miguel Esteban, perteneciente al partido judicial de Quintanar de la Orden (Toledo), y pocos apellidos igualan en antigüedad a este de Villaseñor en el nuevo continente, cuando pasó al mismo para afincarse en Méjico.
Algunos genealogistas sostienen, erróneamente y está comprobado, que el linaje de los Villaseñor procede de la villa de Osuna (Sevilla). Esto no es exactamente cierto, si bien es verdad que los caballeros de este linaje participaron activamente en la Reconquista de Andalucía, estableciéndose en Vélez Rubio y Vélez Blanco, en Almería, así como en la expresada Osuna y Sevilla, todos procedían de la noble casa toledana que ha quedado reseñada antes.
De la provincia de Toledo, los de Villaseñor pasaron a la de Ciudad Real, extendiéndose por toda la región manchega, así como en Guadalajara.
Por sucesivos entronques matrimoniales, unas veces se llamaron López de Villaseñor y otras Ortiz de Villaseñor. En la Orden de Santiago, este linaje tuvo reconocimiento de hidalguía y nobleza, a través de las pruebas aportadas por don Diego de Molina y Villaseñor, en 1.513, natural de Tresjuncos (Cuenca), y de don Juan de Santoyo y Villaseñor, de la misma naturaleza, en 1.580 y don Agustín de Villaseñor y Pacheco, nacido en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Describir a cuantos probaron debidamente su nobleza ante las Reales Chancillerías y Audiencias, así como ante los Tribunales del Santo Oficio, correspondientes al linaje Villaseñor, sería verse obligado a realizar una extensa lista. Baste decir que a todos se les reconoció la limpieza de sangre, nobleza e hidalguía de su apellido. En Méjico, los Villaseñor estuvieron presentes desde el primer momento de su descubrimiento y colonización, emparentando con las familias más importantes y ostentando puestos de gran responsabilidad hasta los días de la independencia del citado país.
ARMAS:
En campo de azur, una media luna de plata entre siete estrellas de oro. Bordura de oro con ocho panelas de sinople.