Pelayo

Pelayo

Son numerosos los autores que asignan este apellido a don Pelayo, restaurador de la unidad nacional y que dio comienzo a la Reconquista desde su refugio en las montañas astures. Como se sabe, este personaje, fue el noble visigodo que acaudilló la rebelión asturiana contra el poder musulmán (años 718-737). En un principio, los invasores árabes no concedieron gran importancia al hecho, al entenderlo como formado por un reducido grupo de montañeses que a lo más que podían aspirar era a una mínima acción de guerrillas, sin importancia militar alguna. Pero cuando comprobaron que no era así enviaron una expedición de castigo que fue derrotada por Pelayo y sus seguidores en Covadonga. Seguro su movimiento de resistencia, Pelayo se estableció en Cangas de Onís, poniendo los cimientos del pequeño reino astur. Contrariamente a los que sostienen que ese personaje es el fundador del apellido Pelayo, se encuentran otros autores que apuntan que su tronco es aragonés y que tuvo su nacimiento en las montañas de Jaca (Huesca). No estamos en condiciones de inclinarnos por una u otra versión dado que ambas pueden ser ciertas. Lo único que sí sabemos es que desde tiempos muy antiguos hubo casas solares de este apellido en Burgos y en Santander. La cuestión, pues, estriba en determinar si se trata de un apellido procedente del norte de la Península o su nacimiento radica en Aragón. Existe cierta confusión en este apellido que se extiende incluso a su blasón, ya que algunos autores fijan uno, y otros se inclinan por otro absolutamente distinto. En la villa de Espinosa de los Monteros (Burgos), hubo numerosos solares del apellido Pelayo, que fueron Monteros de S.M. durante los siglos XVII, XVIII y XIX, y todos justificaron plenamente su nobleza de sangre. Del solar de la Vega de Pas (Santander), procedió el ilustre filántropo don Ramón Pelayo y de la Torriente, nacido en Valdecilla en 1.810 a quien el rey don Alfonso XIII le otorgó el marquesado de Valdecilla en 1.916, dignidad que el mismo monarca elevó a la Grandeza de España en 1.927.

ARMAS:

Un león de gules, en campo de oro.

Pelayo

Son numerosos los autores que asignan este apellido a don Pelayo, restaurador de la unidad nacional y que dio comienzo a la Reconquista desde su refugio en las montañas astures. Como se sabe, este personaje, fue el noble visigodo que acaudilló la rebelión asturiana contra el poder musulmán (años 718-737). En un principio, los invasores árabes no concedieron gran importancia al hecho, al entenderlo como formado por un reducido grupo de montañeses que a lo más que podían aspirar era a una mínima acción de guerrillas, sin importancia militar alguna. Pero cuando comprobaron que no era así enviaron una expedición de castigo que fue derrotada por Pelayo y sus seguidores en Covadonga. Seguro su movimiento de resistencia, Pelayo se estableció en Cangas de Onís, poniendo los cimientos del pequeño reino astur. Contrariamente a los que sostienen que ese personaje es el fundador del apellido Pelayo, se encuentran otros autores que apuntan que su tronco es aragonés y que tuvo su nacimiento en las montañas de Jaca (Huesca). No estamos en condiciones de inclinarnos por una u otra versión dado que ambas pueden ser ciertas. Lo único que sí sabemos es que desde tiempos muy antiguos hubo casas solares de este apellido en Burgos y en Santander. La cuestión, pues, estriba en determinar si se trata de un apellido procedente del norte de la Península o su nacimiento radica en Aragón. Existe cierta confusión en este apellido que se extiende incluso a su blasón, ya que algunos autores fijan uno, y otros se inclinan por otro absolutamente distinto. En la villa de Espinosa de los Monteros (Burgos), hubo numerosos solares del apellido Pelayo, que fueron Monteros de S.M. durante los siglos XVII, XVIII y XIX, y todos justificaron plenamente su nobleza de sangre. Del solar de la Vega de Pas (Santander), procedió el ilustre filántropo don Ramón Pelayo y de la Torriente, nacido en Valdecilla en 1.810 a quien el rey don Alfonso XIII le otorgó el marquesado de Valdecilla en 1.916, dignidad que el mismo monarca elevó a la Grandeza de España en 1.927.

ARMAS:

Un león de gules, en campo de oro.