La estirpe de la Casa Meléndez
Su origen, historia y hechos
Se trata de un antiquísimo linaje asturiano que tuvo su origen en el grupo de valerosos caballeros que acompañaron al invicto don Pelayo, primero en su refugio de la cueva de Covadonga y después, en las batallas que poco a poco fueron iniciando la reconquista del solar patrio del poder musulmán.
El conocido genealogista don Francisco Piferrer hace descender a este linaje de un infante de Inglaterra, pero no cita el nombre del citado infante.
En lo que a nosotros respecta, las investigaciones practicadas en textos de otros conocidos tratadistas, nos han llevado a la información citada en un principio, que este apellido ya era conocido en tiempos de los godos como lo demuestra el hecho de que entre los acompañantes de don Pelayo se encontraran varios caballeros que lo ostentaban.
Se sabe también que don Alonso Pérez Meléndez, señor de Blesia, tuvo una hija que casó con el Gran Capitán, aunque no consta el nombre de dicha dama.
En lo que se refiere a distinguidos personajes que lo han llevado, puede y debe citarse a la familia de pintores españoles del linaje de los Meléndez que floreció en el siglo XVII y XVIII. Miguel Jacinto Meléndez, nacido en Oviedo en el año 1.679 y fallecido en Madrid en el 1.731.
Dos de sus cuadros merecieron el honor de ser expuestos en el Museo del Prado de Madrid, los titulados «San Agustín conjurando una plaga de langosta» y «El entierro del señor de Orgaz».
Francisco Antino Meléndez, hermano del anterior, nacido también en Oviedo, en 1.682 y muerto en Madrid, en 1.746. Fue autor de los retratos de Felipe V y María Luisa de Saboya. Formó parte de la junta preparatoria de lo que más tarde habría de ser Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Su hijo Luis Meléndez, que nació en Nápoles en 1.716 y murió en Madrid en 1.780, fue un pintor que rápidamente se hizo famoso por la perfección con que pintaba los bodegones, tema en el que se especializó. Estudió en la Academia, pero ciertas desavenencias con su padre hicieron que éste procediera a expulsarlo, lo que le llevó a viajar a Italia regresando a España hacia 1.755.
Su vocación le llevó a la pintura representativa de la naturaleza muerta en la cual fue un consumado maestro, pero esto no impidió, que tocará también otros temas. Uno de sus cuadros está expuesto en París, en el Museo del Louvre, el titulado «Autorretrato» con influencias que recuerdan a Van Loo. Hacia el año 1.722 llevó a cabo la tarea de pintar cuarenta y cuatro cuadros, destinados los palacios de Aranjuez, de los cuales treinta y nueve de ellos se encuentran en el Museo del Prado de Madrid. Los entendidos consideran a Luis Meléndez como digno sucesor de Velázquez y Zurbarán en el arte del bodegón realista, ya que sus pinturas no son inferiores, en lo que a este tema se refiere a los de los otros dos grandes maestros mencionados.
Naturalmente, se hace imposible dejar de citar al gran poeta español Juan Meléndez Valdés, nacido en Ribera del Fresno en el año 1.754 y fallecido en Motpellier (Francia), en 1.817. Su vida, según opinión del padre Salinas, fue una descolorida colección de hechos.
Tras sus estudios en la Universidad de Salamanca, en 1.781, ocupó la cátedra de gramática en dicho centro docente. De esta época data una serie de trabajos que firmó con el seudónimo de «Batilo». En 1.785 publicaría su primera colección de poesías. Del año anterior dataría una obra teatral del género dramático, «Las Bodas de Camacho», que fue un fracaso total al ser representada.
En 1.719, fue trasladado a Madrid y en este mismo año apareció una segunda edición de sus poesías. Amigo del ministro Jovellanos, a la caída en desgracia de éste, fue desterrado a Medina del Campo y en 1.800, destituido de su cargo de fiscal y nuevamente desterrado, esta vez a Zamora. Tuvieron que pasar dos años para que pudiera volver a Salamanca.
Con la invasión francesa, tras algunas dudas acabó por declinarse a favor de éstos con lo que, al considerarse un «afrancesado», tuvo que expatriarse a Francia.
Este poeta fue uno de los máximos exponentes del romanticismo aunque, en ocasiones, sus obras resultan un tanto lacrimógenas. Sin embargo, fue considerado por sus contemporáneos como un renovador de la lírica debido a su sentimentalismo y, en general, es considerado como un prerromántico.
En lo que se refiere a América, se puede citar a los políticos Carlos Meléndez, salvadoreño, que fue presidente de su país, y a Jorge Meléndez, también salvadoreño, hermano del anterior que asimismo ocupó la presidencia de San Salvador.
Los Meléndez estuvieron desde muy pronto presentes en el Nuevo Mundo, siendo varios los conquistadores de este apellido que participaron en la colonización de aquellos países.
Se tiene memoria de Juan Meléndez de Avila, conquistador, que estuvo con Hernando de Soto en sus exploraciones por la Florida y que se estableció en la ciudad de Méjico, dejando descendencia en aquel país.
Otro de este linaje fue Pablo Meléndez, que acompañó a Vasco Núñez de Balboa en el descubrimiento del Mar del Sur (Océano Pacífico).
Puede citarse también a Pedro Meléndez de Avilés, nacido en 1.519, en Avilés, que desde muy joven se dedicó a la marina y durante el reinado del emperador Carlos V, se dedicó a practicar el corso en el mar Cantábrico contra los navíos franceses. Fue uno de los que acompañaron a Felipe II, a Inglaterra, con ocasión de la boda de aquél monarca con María Tudor. Pasó a las Indias, nombrado, por Felipe II, Adelantado y Capitán General de la Florida. Fundó la ciudad de San Agustín, que fue atacada por los franceses, pero Meléndez contraatacó, destruyendo el establecimiento galo de Fort Caroline y expulsando a los franceses. Nombrado Gobernador General de Cuba se ocupó en mejorar los puertos de las Antillas. A su regreso a España, colaboró en la preparación de la Armada Invencible destinada a la invasión de las Islas Británicas.
Este linaje, como armas trae: Escudo de plata y tres bandas de azur: Bordura jaquelada de los mismos esmaltes, cargada de ocho rosas.