La Peña

La Peña

Si se tuviera que hacer caso a cuanto dicen sobre este apellido, cronistas como José Pellicer, Lázaro del Valle y de la Puente, García Alonso de Torres, Diego de Urbina y Juan Baños de Velasco, resultaría que este linaje es una de las tres nobles estirpes de los Reyes Magos, siendo por tanto sus antiguos ascendientes originarios de Arabia, de la ciudad de Jafa y añaden que habiendo adorado los tres Reyes al Hijo de Dios nacido en Belén pasaron a España donde quedaron vástagos de su regia estirpe. Y cuando llegaron los tiempos de la invasión de los moros fueron los caballeros de la Peña aquellos que, con mayor denuedo ayudaron al rey don Pelayo, a resistir a los moros para salvar los restos de la monarquía visigoda.

Lo anterior queda reflejado en el libro "Señoríos y Reinos de España" de don Fco. Piferrer. Ignoramos que le parecería semejante explicación a tan acreditado genealogista, porque se limita a comentar que, es imponderable la consideración que este apellido, les produce a los cronistas anteriormente citados. En lo que a nosotros respecta, sinceramente, vemos excesiva fantasía en la misma.

Ciñéndonos a los datos reales, diremos que los de este linaje tuvieron sus casas infanzonadas uno en Asturias, cerca de Gijón, otro en Castilla, al pie de las montañas, junto a Medina de Pomar, y un tercero en Santillana, descendiendo de este último don Sancho de la Peña que hizo asiento en Toledo y fue alcaide de la fortaleza del Puente de Alcántara y de los reales alzares de Jaén, hallándose presente en todas las guerras que sostuvo Enrique IV, a quien sirvió con lealtad e igualmente a los Reyes Católicos en la conquista de Granada.

En las crónicas de Lope Vadillo, el licenciado don Juan Núñez y don Juan de la Tapia, no se hace mención para nada al tema de "los tres Reyes Magos"; sí se dice que este linaje parte del tiempo de los godos, e incluso que acompañaron a don Pelayo en su refugio de Covadonga, lo que es perfectamente admisible. ARMAS:

Tres estrellas de oro de ocho rayos en campo rojo y debajo una muralla rota, de oro.

La Peña

Si se tuviera que hacer caso a cuanto dicen sobre este apellido, cronistas como José Pellicer, Lázaro del Valle y de la Puente, García Alonso de Torres, Diego de Urbina y Juan Baños de Velasco, resultaría que este linaje es una de las tres nobles estirpes de los Reyes Magos, siendo por tanto sus antiguos ascendientes originarios de Arabia, de la ciudad de Jafa y añaden que habiendo adorado los tres Reyes al Hijo de Dios nacido en Belén pasaron a España donde quedaron vástagos de su regia estirpe. Y cuando llegaron los tiempos de la invasión de los moros fueron los caballeros de la Peña aquellos que, con mayor denuedo ayudaron al rey don Pelayo, a resistir a los moros para salvar los restos de la monarquía visigoda.

Lo anterior queda reflejado en el libro "Señoríos y Reinos de España" de don Fco. Piferrer. Ignoramos que le parecería semejante explicación a tan acreditado genealogista, porque se limita a comentar que, es imponderable la consideración que este apellido, les produce a los cronistas anteriormente citados. En lo que a nosotros respecta, sinceramente, vemos excesiva fantasía en la misma.

Ciñéndonos a los datos reales, diremos que los de este linaje tuvieron sus casas infanzonadas uno en Asturias, cerca de Gijón, otro en Castilla, al pie de las montañas, junto a Medina de Pomar, y un tercero en Santillana, descendiendo de este último don Sancho de la Peña que hizo asiento en Toledo y fue alcaide de la fortaleza del Puente de Alcántara y de los reales alzares de Jaén, hallándose presente en todas las guerras que sostuvo Enrique IV, a quien sirvió con lealtad e igualmente a los Reyes Católicos en la conquista de Granada.

En las crónicas de Lope Vadillo, el licenciado don Juan Núñez y don Juan de la Tapia, no se hace mención para nada al tema de "los tres Reyes Magos"; sí se dice que este linaje parte del tiempo de los godos, e incluso que acompañaron a don Pelayo en su refugio de Covadonga, lo que es perfectamente admisible. ARMAS:

Tres estrellas de oro de ocho rayos en campo rojo y debajo una muralla rota, de oro.