Escudo de Cádiz
En azur, figura de Hércules acostado de dos columnas con la inscripción Plus Ultra y al pie dos leones de oro. Bordura de oro con una leyenda en latín, de sable.
Heráldica Geográfica
Las Armas de Cádiz
Según los antiguos historiadores, la ciudad de Cádiz es antiquísima.
La Gadir fue fundación de Tiro y dicha fundación será un poco posterior, no mucho, a la caída de Troya y 300 años antes de la fundación de Cartago. Parece ser que los fenicios ya establecieron allí una colonia en él siglo IX antes de J.C. Todos los autores coinciden que, en la época fenicia, Cádiz era una población más bien pequeña, pero que creció mucho con los romanos.
En la antigua población el culto que se practicaba con más asiduidad, tanto por romanos como por cartagineses, era el dedicado a Hércules y hasta se levantó un enorme templo a él dedicado. Cádiz fue una gran base naval de los cartagineses y visitada con frecuencia por sus Caudillos Almilcar Barca y Aníbal, hasta que el poderío de Cartago se derrumbó ante Roma. En el período musulmán, Cadiz se convirtió en Quadis según consta en las crónicas árabes. Los cronistas de la época ponen mucho empeño en destacar sus famosas columnas de Hércules. Pero Cádiz, bajo los moros, perdió buena parte de su antiguo esplendor eclipsado por otras ciudades como Sevilla, Córdoba y Granada. Por su situación geografica, esta ciudad ha pasado numerosos avatares a lo largo de su historia. En el año 844, reinando Abderramán I, fue saqueada por los normandos quienes en el 859 intentaron asaltarla de nuevo pero en esta ocasión fueron rechazados por sus ocupantes árabes.
Con la época de los taifas, fue sede de una de ellas y aunque el rey Fernando «el Santo» consiguió apoderarse de la población, tuvo que evacuarla ante el mayor poder de los almohades que la tomaron nuevamente. Definitivamente conquistada, para los cristianos, no lo fue hasta el año 1.262 bajo el reinado de Alfonso X «el Sabio».
Este rey se dió cuenta muy pronto de la importancia de Cádiz y de inmediato comenzó las obras para no sólamente reconstruir la población, sino fortificarla fuertemente. La repoblación la llevó a cabo, mediante emigrados, de Santander, Laredo y San Vicente de la Barquera, en número de unos trescientos. Muy pronto acudieron los comerciantes genoveses, atraídos por las posibilidades comerciales que ofrecía un puerto como el de Cádiz, ansiosos de controlar todo el comercio que pasaba por el estrecho que separaba España de Africa.
En el año 1.265 el rey Alfonso X le concedió el título de Ciudad.
Pero los tiempos en los que Cádiz se vería envuelta en convulsiones bélicas no había terminado y así en el año 1.370 una escuadra portuguesa ocupó transitoriamente la ciudad, saqueándola antes de retirarse de ella.
Durante el período de las guerras entre los monarcas cristianos, Cádiz tomó partido por el bando del príncipe Alfonso frente a Enrique IV y sus habitantes ayudaron al duque de Medina Sidonia en la ocupación de Gibraltar. Por orden del rey antes citado, un fuerte Ejército mandado por el Conde de Arcos sitió y ocupó la ciudad hecho por el que este noble obtuvo el señorío de la población y el derecho a titularse Marqués de Cádiz.
Cádiz cobró una enorme importancia a partir del descubrimiento de América, ya en el primer viaje no fueron pocos los marinos gaditanos que acompañaron a Colón en su aventura y una vez efectuado el descubrimiento, el puerto de Cádiz adquirió una enorme importancia comercial. La reina Juana concedió a Cádiz el privilegio de registro para las naves que iban a América, privilegio que con anterioridad tenía Sevilla. En las guerras de las Comunidades contra Carlos I, Cádiz permanecio fiel a este, por lo que el Monarca le otorgó los títulos de Muy Noble y Muy Leal Ciudad. El comercio gaditano con América iba aumentando y esta pujanza tenía la codicia del pirata Barbarroja que, enterado de que la ciudad contahb con escasa guarnición, creyó fácil saquearla y si no lo consiguió fue porque una borrasca que se desató en el mar le hundió la mayor parte de sus naves.
En el 574, los marroquíes trataron de apoderase de Cádiz, pero fueron rechazadosy expulsados de sus playas por el corregidor Pedro de Obregón.
Durante las luchas que el rey Felipe II sostuvo con Inglaterra, el inglés Drake intento saquear Cádiz y no lo consiquió gracias a la escuadra española surta en la bahía gaditana, pero los británicos instieron en sus propósitos y en 1.596 una escuadra al mando del conde de Essex consiguió desembarcar sus tropas en la playa, avanzar sobre la ciudad, ocuparla durante quince días y al retirarse la dejaron incendiada después de saquearla, despojándola de sus riquezas. La ocupación británica,aunque breve dejó como saldo la destrucción de una tercera parte de la ciudad, ardieron más de 600 casas y todos sus archivos y bibliotecas fueron destruidos.
En 1.625 otra escuadra inglesa, al mando de Roberto Deveruex hijo del conde de Essex, trató de repetir la hazaña de su padre, pero la maniobra le salió mal y los ingleses fueron hombres, totalmente derrotados por los gaditanos a cuyo mando estaba el gobernador Fernando Girón. A lo largo de todo el siglo XVII se acrecentó la importancia del comercio gaditano y la ciudad se convirtió en el principal puente entre Europa y América.
Una catástrofe asoló la ciudad en 1.671 y esta vez no se debió a conflictos bélicos sino a una peste maligna que se cebó en la ciudad y que causó más de 14.000 muertos. Pero lo que por una parte era buena, su riqueza comercial, por otra era mala, porque aquella tentaba a los extranjeros y así en 1.686, el conde de Tourville mandando una poderosa escuadra intentó apoderarse de Cádiz y no sólo no lo consiguió sino que tuvo que retirarse derrotado en toda línea.
Llegó la guerra de Sucesión y Cádiz se alineó en el bando del pretendiente francés, (más tarde rey Felipe V) por lo cual otra vez fue atacada por los navíos ingleses que apoyaban al archiduque Carlos. El terremoto que el 1 de noviembre de 1.755 sacudió casi toda la Península (que afectó con tremendas consecuencias a Lisboa) hizo sufrir a Cádiz un terrible maremoto. Y en lo que toca a las visitas periódicas de los barcos de guerra ingleses, estas todavía no habían terminado porque en 1.796, una poderosa flota británica al mando del célebre almirante Horacio Nelson bombardeó la ciudad. El siglo XlX se inició muy mal para Cádiz. Una epidemia de vómito negro causó más de 7.000 víctimas y en los momentos más críticos de aquella sitúación, el almirante inglés Nelson volvió a presentarse frente a la ciudad exigiendo su entrega. El gobernador militar de la plaza Tomás de Morla, parlamentó y consiguió que la escuadra se retirara pero no por mucho tiempo porque Nelson tornó en 1.797 y sometió a Cádiz a un terrible bombardeo. Vino luego la derrota naval española de Trafalgar. Con la guerra de la Independencia, Cádiz escribió una de las páginas más gloriosas de su historia.
Sitiada por los franceses, estos por más empeño que pusieron, no lograron conquistarla. En Cádiz se reunieron las Cortes Generales y allí se redactó la primera Constitución española. Durante el sitio de Cádiz por los franceses, cayeron sobre la ciudad más de 15.000 bombas, pero todo fue inútil porque la ciudad no se rindió.
En Cádiz siempre tuvo asiento el liberalismo español y allí se fraguaría la revolución de 1.868 que destronó a la reina Isabel II.
En el año 1.947, Cádiz tuvo que sufrir una explosión accidental que destruyó una parte de la ciudad. No obstante, las obras de reconstrucción se pusieron en marcha rápidamente, culminando con el puente sobre la bahía que une a Cádiz con Puerto Real lo que fue un avance muy positivo para el crecimiento de la población.
De su provincia citaremos a Arcos de la Frontera, que en la época romana fue denominada «Arceneesis», asentada en una falda de impresionante atalaya que remata la Alcazaba y el Castillo, reconquistada en el año 1.251, que cuenta además de la Alcazaba y el Castillo, con antiguos edificios que ofrecen escudos de nobleza.
Tarifa, que corresponde a la romana «Julia Traducia». Su nombre actual viene del caudillo árabe Tarik. El rey Sancho el Bravo la reconquistó en 1.292. Aquí sucedió el famoso acto de Guzmán «el Bueno» que cuando los moros pusieron cerco a la plaza amenazando con matar a su hijo al que que retenían en su poder si no entregaba la plaza, Guzmán no sólo no accedió sino que les arrojó su propio puñal por si no tenían ellos armas para ejecutar la vil amenaza.
Jerez de la Frontera, que en la antiguedad fue conocida como «Ceres» y ya famosa durante la época romana por sus vinos. Conquistada muy pronto por los musulmanes, la reconquistó Alfonso X que la anexionó a la Corona de Castilla.
Algeciras, de procedencia romana, la antigua «Carteia», su reconquista cristiana la llevó a efecto el rey Alfonso XI, pero a mediados del Siglo XIV, tornó a apoderarse de ella destruyéndola. De nuevo la tomaron los cristianos, pero debido a su posición geográfica fue anexionada a Gibraltar. La ocupación británica del peñón revalorizó su ciudad y su bahía. San Fernando, reconquistada por Alfonso X el Sabio, que la cedió a Cádiz. La moderna ciudad data del siglo XVII y adquirió una gran importancia cuando Carlos III trasladó a esta ciudad el Departamento de Marina. San Roque, célebre por su proximidad al Peñón de Gibraltar y población donde se refugiaron los habitantes de aquel ante la invasión inglesa. Puerto de Santa María, reconquistada a los árabes por Fernando III y repoblada por Alfonso X. Sancho IV la cedió al genovés Benedetto Zaccaria, pasando después a los Guzmán y a los duques de Medinaceli que la poseyeron hasta 1.729. Medina Sidonia, la antigua «Asido Caesariana», según Plinio. Una de las primeras ciudades hispanas que los árabes conquistaron al invadir la Península. Chiclana de la Frontera, lugar donde se desarrolló la batalla del mismo nombre el 5 de marzo de 1.811, durante la guerra de la Independencia entre las fuerzas españolas al mando del general Peña, auxiliadas por tropas británicas al mando de Graham contra el ejército francés del mariscal Víctor. Esta acción fue la que obligó a los franceses a levantar el sitio de Cádiz.
El gran Zurbarán plasmó con su maestría pictórica la defensa de Cádiz contra el ataque ingles. En el cuadro, cuyo fragmento se representa, el entonces gobernador de la misma, don Fernando Girón dirige la acción de las tropas españolas frente al desembarco de las tropas inglesas.